Muchas personas se preguntan todos los días: ¿debo radicar una quiebra o espero un poco más a ver si mejoran las cosas?
La radicación de una quiebra es una solución firme a los problemas financieros, pero el momento apropiado no es determinante en su esencia. Esta determinación no debe ser tomada ligeramente, ya que es una decisión que impactará su vida, especialmente su futuro financiero por varios años.
Vamos a ver como aclaramos esta duda. Toda persona que tiene un problema financiero, y no tiene la capacidad de cumplir con sus acreencias mensuales, sería candidato para la radicación de una Quiebra. La mayoría de las personas han pasado por situaciones financieras difíciles, pero si las mismas son pasajeras, muchas veces sería prematuro tomar una decisión de acogerse a la protección de Quiebras. Cuando llevas meses con déficit mensual, y ese déficit es uno real y no temporero, ese es el momento apropiado para orientarse sobre la protección que brinda la Ley de Quiebras.
Pero cautela, si espera mucho, las cosas se complican, procrastinar con las finanzas nunca es algo positivo. En la mayoría de los casos en Puerto Rico, lo que activa la toma de decisiones para radicar una Quiebra es cuando un acreedor demanda en cobro de su acreencia, o cuando reciben las demandas de Ejecución de Hipoteca o Reposesión del Vehículo. Entonces la Quiebra se convierte en el único mecanismo para solucionar su problema.
El problema con dejar que se acumulen demasiadas deudas y muchos atrasos en los vehículos y residencias, provoca que la capacidad de reorganizarse de esa persona sea menor, porque su capacidad económica pueda no ser suficiente para poder retener todos los activos que desea proteger. En los procesos de ejecución de hipoteca los gastos legales del proceso son bien altos, y si no se protege previo a la sentencia, provoca que esa deuda de Honorarios de Abogado (según pactados en el pagaré hipotecario, 10% del valor del pagaré hipotecario) se una a los atrasos de la casa y el plan de pago se convierte en uno mucho más alto para poder retener su residencia.
Tiene que existir un balance adecuado en la toma de decisiones financieras. El momento apropiado es cuando conoce que su déficit económico mensual es recurrente, y las posibilidades de sobrepasarlo no son reales en ese momento. No podemos procrastinar con nuestras finanzas, hay que ser proactivo y buscarle soluciones a los problemas de la índole que sean. Dejando las cosas para después, provoca que mañana los problemas sean más complicados y sus bienes corran un riesgo mayor que pueda no tener solución.
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